Nueva presidenta de Bolivia aviva divisiones en el país
La presidenta interina Añez antagoniza a los pueblos indígenas conforme se intensifican las protestas en el país andino.
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Cuando Jeanine Áñez asumió el cargo de presidenta interina de Bolivia después de la huida de Evo Morales al exilio, prometió unir al país, pero los críticos de sus primeras acciones dicen que está teniendo el efecto contrario.
La senadora conservadora de 52 años asumió el poder ya que ocupaba el cargo más alto en la línea constitucional de sucesión una vez que renunció Morales y se fue a México. Como parte del juramento de su nuevo gabinete, sostuvo en alto una enorme biblia, un gesto visto como divisivo en un país que, aunque es mayoritariamente católico, tiene grandes comunidades indígenas con otras creencias religiosas.
Morales renunció después de las elecciones del 20 de octubre cuando reclamó una cuarta victoria consecutiva, lo cual desató una ola de violencia que se intensificó cuando la Organización de Estados Americanos (OEA) dijo que los monitores habían encontrado evidencia de serias irregularidades.
Desde México, el ex presidente negó el fraude electoral y les pidió a sus seguidores que resistan lo que él ha descrito como una dictadura ilegítima impuesta a través de un golpe de Estado.
El lunes, Áñez canceló un viaje a su tierra natal en las tierras bajas del noreste de Beni debido a lo que su ministro del Interior describió como "una amenaza creíble" contra su vida.
Otras acciones tempranas del gobierno interino han sido criticadas por sobrepasar el mandato de una administración provisional cuyo papel principal era celebrar una nueva elección. La administración de Añez ha comenzado a remodelar la política exterior de Bolivia al retirarse de un bloque regional de izquierda, la Alianza Bolivariana para América (ALBA), y expulsar a cientos de cubanos y venezolanos que trabajaban en el país.
Ella ha rechazado rápidamente la postura de Morales sobre Venezuela, cortando las relaciones con Nicolás Maduro, el aliado del expresidente, y adoptando la postura de Estados Unidos y Brasil al reconocer al líder de la oposición Juan Guaidó como el líder legítimo en Caracas.
"Lo único que se suponía que debía hacer este gobierno era calmar las cosas y convocar elecciones, y eso es casi lo único que no ha hecho", dijo Oliver Stuenkel, profesor asociado de relaciones internacionales en la Fundación Getúlio Vargas en Sao Paulo.
Carta blanca a FFAA
Añez, abogada y expresentadora de televisión, también firmó un decreto que protege a las fuerzas armadas del enjuiciamiento por las acciones que cometan en nombre del restablecimiento del orden público. El decreto "envía un mensaje muy peligroso a los militares de que tienen carta blanca para cometer abusos", dijo José Miguel Vivanco, abogado y director de Human Rights Watch en Nueva York.
Mientras tanto, las violentas protestas de las últimas semanas no se han calmado. El viernes, nueve personas fueron asesinadas a tiros en enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los partidarios de Morales en Sacaba, cerca de la ciudad de Cochabamba, según el defensor del pueblo local.
La directora de derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet, atribuyó los asesinatos al "uso innecesario o desproporcionado de la fuerza por parte de la policía y el ejército". Agregó: "Estoy realmente preocupada de que la situación en Bolivia puede salirse de control si las autoridades no lo manejan con sensibilidad".
Los manifestantes indígenas, incluyendo los "cocaleros", o los cultivadores de hoja de coca, que han apoyado siempre a Morales, han establecido bloqueos en ciudades clave como Cochabamba, el bastión de la oposición oriental de Santa Cruz y la capital de facto de Bolivia, La Paz.
La ciudad, en lo alto de los Andes, está sufriendo escasez de alimentos y combustible debido a que los partidarios de Morales han interrumpido los enlaces de transporte entre la ciudad y su aeropuerto.
Nuevas elecciones
Para convocar nuevas elecciones, Añez necesita buscar el apoyo en el parlamento de MAS, el partido socialista de Morales, que aún controla dos tercios de los escaños en ambas cámaras. Hasta ahora MAS se ha negado a cooperar.
El gobierno de Añez está negociando con MAS y el lunes acordó darles pasaje seguro a 24 miembros de alto nivel del partido -que se encontraban en la embajada de México- para que puedan unirse a Morales en el exilio.
Si Añez no puede llegar a un acuerdo con MAS, podría tratar de eludir el Congreso y convocar nuevas elecciones mediante un decreto presidencial. Sin embargo, es una estrategia arriesgada y alimentaría las acusaciones de que está anulando la Constitución y actuando de manera antidemocrática.
Incluso aunque se convocaran nuevas elecciones, todas las partes deberán estar de acuerdo con respecto a quién puede participar en ellas. Áñez ya descartó un intento de retorno de Morales, al igual que Carlos Mesa, quien se postuló en contra de Morales en las elecciones del mes pasado.
Muchos culpan a Morales por precipitar la crisis actual al insistir en postularse para un cuarto mandato presidencial, desafiando la constitución que su gobierno redactó hace una década y un referéndum en el que los votantes rechazaron su intento de eliminar los límites del mandato.